El respeto ético del médico es un condicionante de toda su actuación profesional. Tenerlo supone ejercer la medicina con la calidad debida. No se puede concebir un ejercicio de la medicina sin apreciar en primera instancia el valor de dignidad que posee la persona del paciente. El enfermo debe ser agasajado y valorado profesionalmente por esa actitud respetuosa del médico que va más allá del mero trato educado.
El Prof Herranz explica a qué nos referimos con el respeto ético del médico, de forma certera y clara. Tomamos sus orientaciones, esquematizadas de forma sinóptica para hacerlas más didácticas:
“¿Qué es, pues, el respeto ético del médico? Yo lo concibo, por encima del trato cortés y educado que nos debemos unos a otros, por encima de la corrección técnica de las buenas prácticas clínicas, como el sistema nervioso del organismo ético.
1) El respeto ético es, en primer lugar, sensibilidad. La calidad y la abundancia de la vida moral depende de la capacidad de captar los valores éticos. El respeto afina nuestros sentidos y da valor ético al paciente:
-a su tiempo, que no puede ser menospreciado, como si valiera menos que el del médico;
-a sus angustias que no pueden desecharse como si fuera mero sentimentalismo, ruido de fondo irrelevante;
-a las cosas que nos dice, que han de ser tomadas en serio;
-a sus preferencias que, en la ancha medida de lo aceptable, han de ser aceptadas;
-a su cuerpo, que ha de ser tratado con reverencia y pudor.
2) El respeto, además de hacernos sensibles, nos hace inteligentes, pues nos ayuda a seleccionar los datos éticamente significativos, les da importancia y los carga de sentido, para integrarlos en un juicio equilibrado y prudente (supone):
-la capacidad de analizar, seleccionar e integrar datos depende, en gran medida, del respeto con que ejercemos nuestro oficio profesional,
-la disponibilidad a dar siempre que se nos pida una explicación racional y éticamente satisfactoria a las decisiones que proponemos y tomamos.
3) Por último, el respeto es también ...disponer al médico a poner diligentemente en práctica lo que debe hacer, llena de dignidad el servicio que el médico presta a su paciente.
El respeto al paciente es una fuente de muchas y gratas satisfacciones morales, que son el suplemento más estimado de nuestro jornal. Hay un abismo entre ejercer la Medicina en el contexto enriquecedor del respeto a la persona del paciente y el practicarla en el aburrimiento exasperante de pasarse el día remendando cosas. ¿No merecerá la pena dedicar unas pocas horas del currículo de estudios de las Facultades de Medicina a hablar a los estudiantes del inmenso regalo que les ha caído en suerte, pues están destinados a tratar con personas, y no sólo con cosas? Y decirles de propina que por ser las moléculas y las células, los órganos y los sistemas, las funciones y regulaciones que han de conocer y tratar parte y herencia de lo humano, la Medicina no es mera ciencia, sino la más humana de las ciencias." En “El Corazón de la Medicina” (libro homenaje), 2013, pag. 229-243.
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