viernes, 13 de septiembre de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (3)

Las pruebas diagnósticas genéticas tienen que ser prudentemente valoradas como servicio éticamente médico tanto a la embarazada como al nuevo ser en curso.

El Prof Gonzalo Herranz:

Pregunta: Existe actualmente un fuerte debate en torno al “screening rutinario” o “despistaje sistemático en los embarazos”….Hay quienes lo consideran necesario para salvaguardar la autonomía de la gestante. Otros, en cambio, resaltan su carácter negativo y peligroso. 

Respuesta: “Es necio el uso indiscriminado, la demanda frívola, de pruebas genéticas comercializadas. Se venden kits diagnósticos para tal cosa, kits para tal otra. Esto genera problemas, porque el diagnóstico genético no solamente afecta a la gestante (y al concebido), sino que, como una mala noticia, explota dentro de una familia y crea múltiples problemas de inculpaciones, sospechas y urgencias; puede amargar la vida de muchos, sembrar desesperanza. Además, puede desencadenar reacciones irracionales con respecto a los proyectos de vida personal en el matrimonio o en la procreación. El uso de las pruebas de diagnóstico genético ha de ser prudente, justificado y responsable

Aquí enlazo de nuevo con el diálogo médico-progenitores. No creo que la solución pueda venir de la ignorancia, de no buscar o de no comunicar información. Provocar ignorancia sería una bomba de relojería para el médico. No sólo por las consecuencias judiciales que pueda tener, sino porque impide asumir responsabilidades a los implicados. 

Desde un punto de vista cristiano, convendría tener presente que cuando Dios nos pone ante una prueba, nos da la gracia necesaria para superarla. Esto, que la bioética de inspiración cristiana lo aplica a nivel de la enfermedad terminal o de la enfermedad grave, no lo ha desarrollado suficientemente ante la enfermedad prenatal.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 98-99) 


viernes, 6 de septiembre de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (2)

El que nace con defecto genético tiene un alto potencial humanizador de la sociedad. La sociedad es especialmente deudora de su existencia. 

El Prof Herranz:

Pregunta: Resulta claro que los primeros responsables de la vida del nonnato son los progenitores. A ellos compete, en primera instancia, la toma de decisiones para el cuidado de la vida y el bienestar de su hijo. La labor del médico, por ello, debe ser de ayuda para que aquéllos puedan realizar elecciones maduras, libres y responsables sobre la vida prenatal.  

Respuesta: “Tengo que señalar que el diagnóstico genético, en concreto, y, en general, el diagnóstico prenatal, no pueden entenderse si no van acompañados de un sólido consejo genético, de un razonado consejo terapéutico, en cuyo horizonte, en una ética de respeto de la vida humana, el aborto no debería figurar. Esta es una idea de humanidad esencial. Parte de la noción de que no se puede discriminar a los seres humanos por razones genéticas. La Declaración Universal de la UNESCO sobre el genoma humano afirma que el hombre no es su genoma, y que no se puede discriminar en razón del genoma. Cuando se provoca la muerte de un feto, o de un embrión in vitro, por padecer una alteración génica o cromosómica, se les está discriminando, no se les da una oportunidad de desarrollo. En apariencia se está terminando con un problema; en realidad, se está destrozando lo que bien podría ser el comienzo de su solución. 

Es necesario ofrecer toda la información a los progenitores. …A mí me parece que la información es una deuda que no se puede defraudar. Pero no se trata sólo de dar a los padres información técnica: hay que darla ciertamente (el resultado de una ecografía, el resultado de un análisis génico), pero acompañada del consejo. En la letra, la ley del aborto obliga a informar de las oportunidades sociales y asistenciales que existen para atender a la madre y a la criatura. Pero al aconsejar, el médico tiene ocasión de recordar con firmeza, convicción y respeto a la libertad una doctrina muy olvidada: que todos tenemos obligación de respetar la vida humana, lo que incluye también la vida humana deficiente. 

La presencia de los débiles es un bien para una sociedad verdaderamente humana, que ejerce un efecto humanizador en la sociedad y en los individuos. La sociedad no puede ser una selección de seres perfectos, de triunfadores. Los que poseemos defectos tenemos derecho a sobrevivir.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 97-98)