viernes, 27 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XIIIa)

La eutanasia y el suicidio asistido, junto al aborto, es la fruta madura de la cultura de la muerte y del desahucio, en radical oposición a la auténtica medicina. 

Cuestión: Holanda fue el primer país en legalizar la eutanasia, en 2002. Para su legalidad, el procedimiento debía cumplir una serie de requisitos: pacientes terminales con "sufrimiento insoportable", que no tuvieran esperanza de curación, mayores de 18 años y que libremente quisieran poner fin a su vida. Ludwig Minelli, fundador de la Clínica Dignitas, especializada en suicidios asistidos, sostiene que, si se acepta la idea de la autonomía personal, no se puede poner la condición de que sólo los enfermos terminales (con enfermedades físicas) tienen derecho al suicidio asistido. También se les debería permitir a los enfermos con trastornos psiquiátricos (esquizofrenia, depresión, etc.), o a personas que hayan perdido el sentido de vivir, etc. Ciertamente, si se defiende el criterio de la autonomía de la persona para solicitar la eutanasia, se inicia el plano inclinado...

Respuesta del Prof. Herranz: “…En Holanda, los médicos fueron desarrollando poco a poco una cultura de tolerancia a la eutanasia, o incluso de promoción de la eutanasia. Liberarse de la carga de los enfermos sin remedio casaba con su mentalidad utilitarista. La gente aceptó ese modo de proceder, de modo que el acuerdo tácito entre la sociedad, los médicos y la judicatura hizo arraigar tan extensamente la eutanasia que llegó un momento en que convino dar sanción legal a la costumbre. Es doloroso que fueran precisamente los grupos sociales que debían proteger de modo particular la vida humana (los médicos y los jueces) los que, apostatando de esa misión, desarrollan los criterios pre-legales para la eutanasia y después prepararon la legislación. 

Cuando la Real Sociedad Holandesa de Médicos estableció, con la anuencia de la Judicatura, que la eutanasia y la ayuda médica al suicidio podrían practicarse en unas condiciones que ellos mismos habían diseñado para que el asunto no se les fuera de las manos, la sociedad y el legislativo reaccionaron con una sumisión pasmosa. No todos los médicos aceptaron el nuevo estado de cosas. Se produjo una escisión entre los médicos. Los médicos que respetaban la vida humana se separaron de la Real Sociedad Holandesa de Médicos y crearon un organismo paralelo, llamado la Liga Holandesa de Médicos. No eran muchos, casi todos veteranos, de modo que, con el paso del tiempo, fueron disminuyendo en número y fuerza social. Hoy, la oposición profesional a la eutanasia en Holanda, y en gran parte de Bélgica, es muy débil….

Así, pues, en Holanda se hizo lo que dijeron los médicos. Hendin ha podido hablar de un fenómeno absolutamente nuevo: el de una "sociedad fascinada por la muerte". Su libro Seducidos por la muerte indica hasta qué punto la mezcla de compasión, de utilitarismo extremo y de intolerancia al dolor pueden crear una cultura de este tipo.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015.


viernes, 20 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XII)

No parece que haya congruencia médica en justificar causa admisible de suicidio eutanásico a la vez que se impide el suicidio al enfermo psiquiátrico, a no ser que se caiga en la esquizofrenia médica o en un principio de autonomía altanera.

Cuestión: Los suicidios se han convertido en España en la principal causa de defunciones por causas no naturales. Un serio problema de salud pública, que reclama medidas para prevenirlo y no medidas legislativas para facilitarlo. Una persona sana que intenta suicidarse recibe ayuda, incluso se le somete a un tratamiento psicológico hasta que supere la crisis. El objetivo es procurar que esa persona recupere su autoestima, para poder vivir con dignidad. En cambio, en un enfermo incurable y desesperado la discusión gira en tomo a expresiones como "muerte digna", "libertad para elegir la propia muerte", "acto de autonomía y autodeterminación". ¿Por qué esa diferencia? 

Respuesta del Prof. Herranz: “No cabe duda de que la prevención del suicidio es un problema de salud pública de primera magnitud en todos los países, especialmente en los más avanzados.

…Estas consideraciones se aplican de modo particular a la situación de enfermedad terminal. La experiencia de los seguidores de Cecily Saunders en los primeros años del movimiento de los Hospices era ver la transformación que muchos pacientes, desesperados, que clamaban para que se pusiese fin a sus vidas, experimentaban ante una atención paliativa llena de humanidad. Hablaban del valor inconmensurable de esos pocos días finales de la vida, no tanto por el alivio sintomático, sino por el mensaje de serenidad que esos pacientes enviaban a sus compañeros de sufrimiento. Pienso que en la actitud de exigir la muerte como ejercicio de la propia autonomía subyace, no sólo horror al sufrimiento, sino también un poco de soberbia altanera.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 135-136.


viernes, 13 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XI)

El principio de autonomía del paciente es de escasa utilidad si no hunde su raíz en la confianza que se presta al médico para que éste la administre con responsabilidad.   

Cuestión: Hoy en día, con la facilidad que aporta Internet, un número no despreciable de pacientes acude a la consulta médica con el diagnóstico, pronóstico y tratamiento ya determinados. Muchos médicos se sienten incómodos ante esta situación. De alguna manera, la relación médico-paciente queda afectada.

Respuesta del Prof. Herranz: “Hay cada vez más pacientes que se pasan horas, a lo largo de semanas o meses, estudiando por Internet o en las bibliotecas su enfermedad crónica o el tratamiento electivo. Llegan a saber muchísimo de ellas, y está muy bien que lo hagan. Pero la enfermedad aguda, la que viene de pronto, la que no se tiene tiempo de estudiar, es asunto, me parece, en el que la autonomía debe dar sitio a una sana confianza en el médico. El problema se traslada entonces a su lugar propio: los médicos deberán administrar bien esa confianza que en ellos se deposita, necesitan ser profunda y constantemente responsables. 

Pero los médicos, incluso los más responsables, pueden errar. Eso significa que la artificial cultura de la autonomía debería ser compensada, o completada, con un crecimiento vigoroso de la cultura del error, y dar así una nueva dimensión humana a la Medicina. Los médicos no son gigantes, no son infalibles. Son seres comunes que se cansan, que se irritan a veces, que se equivocan. Por eso es necesario que los pacientes conozcan la condición finita, humana de médicos y pacientes: esa es una pieza fundamental que debería estar en la información que el médico da a sus pacientes. Los médicos no deben esconder, en sus relaciones con los pacientes y los colegas, que pueden equivocarse y que de hecho se equivocan. Lógicamente esto no significa dar carta libre al error: todo lo contrario, reconocer su presencia ubicua para prevenirlo y, si acaece, tomar las medidas para que no vuelva a producirse.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015.


viernes, 6 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (X)

Para la gran mayoría de enfermos, qué sentido tiene firmar un consentimiento del que apenas se entiende algo y mal, y ¿a quién beneficia? 

Cuestión: Una de las cosas que ha cambiado en la práctica médica diaria es la avalancha de formularios ante distintas pruebas diagnósticas o de tratamiento…. Mi sensación es que la gran mayoría de los pacientes firma, porque hay que hacerlo, sin entender lo que hace. 

Respuesta del Prof. Herranz: “Creo que la autonomía, tal como se representa actualmente en los hospitales, es más letra de ley que vida del pueblo. Es una idea jurídica que permite hacer leyes, reglamentos, formularios y que da trabajo a los Comités de ética. Pero ese formalismo es artefacto. Yo mismo, cuando he ingresado para alguna intervención, he dicho que por favor no me trajeran los formularios, porque no los firmaría. Prefería hacer en un papel mi propia autorización para los tratamientos. No estoy muy seguro de si lo hice por vanidad de profesor de ética médica, o por verdadero respeto ético hacia mí mismo y hacia el médico que me iba a intervenir. Yo estaba allí porque quería, me operaba porque me daba la gana. Pero rechazo el formalismo del formulario, una cosa primariamente introducida por juristas y para los juristas. 

Es utópico pensar que los pacientes comprenden racionalmente y evalúan ponderadamente una información de la que entienden muy poco. Por eso, y de cara a la eutanasia, pienso que la enfermedad terminal no es el hábitat normal para que el paciente tome decisiones, comprenda informaciones, evalúe pronósticos, sopese alternativas de tratamiento, y pueda elegir el suicidio médicamente asistido o la eutanasia.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015. 

viernes, 30 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (IX)

Bien distinta es en medicina una autonomía del paciente saturada de implicaciones jurídicas, de la autonomía informada que necesita el paciente para dar su decisión a pruebas o tratamiento.

Cuestión: Con frecuencia se escucha esta argumentación: "A nadie se le puede obligar a seguir viviendo en contra de su voluntad. La eutanasia es un derecho de la autonomía individual del sujeto". En Medicina, el concepto de autonomía no es realista en muchas situaciones. ¿Puede realmente una persona en estado de evidente gravedad hacer una petición independiente y libre de acabar con su vida? ¿Tiene los medios cognitivos necesarios para tomar una decisión de este tipo? 

Respuesta del Prof Herranz: “Yo diría lo siguiente: la autonomía ha entrado en ética, en bioética, no como una actitud ética, sino como un derecho, el derecho último, básico. Me parece que ese exceso de acento jurídico la desvirtúa. La autonomía ha sido exagerada en intensidad y extensión. Y aunque ha sido exaltada por el coro de los bioéticos, no han dejado de aparecer críticas muy razonadas…

Cari Schneider es otro autor que ha estudiado este tema muy seriamente; me parece que es el único que ha sacado la autonomía del armario jurídico, de la condición de figura jurídica, y la ha estudiado en su realidad empírica, en las salas de los hospitales, en los consultorios. 

Nos ha mostrado qué es en realidad la autonomía, cómo se vive, qué significa para los pacientes de carne y hueso. Schneider, tanto en muchos artículos como en su libro The Practice of Autonomy: Patients, Doctors, and Medical Decisions, ha estudiado lo que los pacientes entienden que es su autonomía real y cuán difícil es para ellos administrarla. El hecho de que, en la práctica norteamericana, la ley de autodeterminación del paciente no haya conseguido superar el modesto 20% de los pacientes que llegan al hospital con sus disposiciones anticipadas listas o que las redactan en el momento de ingresar, indica hasta qué punto la tendencia a autodisponer de uno mismo es algo que difícilmente entra en la mentalidad de la gente común.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 131-132. 


sábado, 24 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (VIIIb)

Cuando el sentimentalismo dirige a una persona, su conducta será, sobre todo, irracional. Exactamente igual ocurre en una sociedad influida por la propaganda eutanásica.

Seguimos con la respuesta del Prof Gonzalo Herranz (ver envío anterior): "Uno de cada cuatro ancianos vive solo durante todo el año; soledad que se acrecienta durante los meses de verano, época del año en la que aumentan los ingresos en las residencias de la tercera edad y en las urgencias de los hospitales. 

El hecho mismo de que las necesidades afectivas de una persona mayor o enferma estén desatendidas es, también para algunos, justificación suficiente de la eutanasia. Ya señalé que los Jueces holandeses han definido esta situación como "crisis existencial", remediable con la eutanasia. Quedarse sin amigos, vivir en soledad, tener que depender afectiva y efectivamente de otros, hace patente que la vida ha perdido calidad, carece de aliciente, le arrincona a uno. 

Pienso que en toda la propaganda en favor de la eutanasia hay una explotación abusiva de los sentimientos. Recuerdo el intento de algunas personas, aquí en España, de utilizar como eslogan para la televisión la voz quejumbrosa de una mujer que tenía a su marido en la unidad de cuidados intensivos. Había allí una clara explotación del sentimiento, un abuso propagandístico. No cabe duda de que en la bioética abunda extraordinariamente esa ética del sentimiento. 

Esa ética opera muy profundamente en la gente. Uno de los más duros insultos con que se puede ofender a alguien es decirle que es una persona que no tiene sentimientos. Pero se debe insistir en una idea luminosa de Chesterton: cuando la compasión se separa de las otras virtudes, se convierte en un vicio mortífero. El que se mate por compasión no hace inocente el hecho de matar. No hemos de ver la compasión como un atenuante. Pienso que la educación del sentimiento es fundamental. Educar el sentimiento no es erradicarlo, sino integrarlo en la vida moral, dirigirlo."  Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 130.

sábado, 17 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (VIIIa)

Es evidente que la eutanasia funciona con slogans. Veamos unos ejemplos.

Cuestión: Una de las banderas enarboladas por los movimientos a favor de la eutanasia ha sido la eutanasia por compasión… ¿No cree usted que esta concepción, que pretender aliviar el sufrimiento -del enfermo, y fundamentalmente del nuestro- eliminando al enfermo, es una aberración? ¿No nos estamos dejando arrastrar por las olas del sentimentalismo? 

Respuesta del Prof. Herranz (I): “El movimiento pro-eutanasia ha ido centrando la atención en ofrecer un cuadro patético del final de la vida y, por tanto, de la humanidad, sobre todo en relación con la senilidad, con las grandes minusvalías, con lo que podíamos llamar la "depleción afectiva" del enfermo terminal. Hacen creer a la gente que se da ahí una situación de indefensión, de incapacidad para gestionar la vida. 

En este punto creo que podemos comprender muy a fondo nuestra actitud hacia la debilidad humana, y hasta dónde puede llegar a ser fuerte el rechazo de la limitación. En algunos, de mente moderna, que han "triunfado", que han dirigido a otros, que han "pisado fuerte" en su vida, se suele dar una especie de intolerancia a venir a menos. Cuando una persona que ha estado dirigiendo una empresa, mandando sobre centenares de personas, ejecutando planes que se desarrollaban al compás de su batuta, se encuentra que ya no puede valerse por sí mismo, que ha de ser ayudado a levantarse, a vestirse, a lavarse, que otra persona tiene que ocuparse de funciones muy íntimas, considera todo eso como una humillación incompatible con su propia dignidad, y se desmorona. Es entonces cuando pide la eutanasia. No valerse por uno mismo, tener que pedir ayuda, se convierte en una humillación que no se tolera. 

En encuestas llevadas a cabo en Estados Unidos y Canadá, uno de los motivos para pedir la eutanasia que más ha crecido, y que incluso en algunos estudios se ha colocado en primer lugar, es precisamente esta pérdida de autonomía. En muchas sociedades, el hombre de hoy ha sido hasta cierto punto educado para la autonomía. Cuando ya no la puede ejercer, la vida pierde todo su valor. El depender de otros se percibe como una degradación, a la que es preferible la muerte. Cuando uno no puede dirigir su propia vida, esta pierde su sentido. Y esto funciona como eslogan en favor de la eutanasia.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 129-130.