El Prof Herranz valora las nuevas tendencias en la Medicina, en donde el nivel de la calidad de vida se erige como regla y motivo de actuación. No es esa la Medicina bien orientada.
"Ser débil es, en la tradición deontológica cristiana, título suficiente para hacerse acreedor a un respeto máximo, a una protección privilegiada. Ahora, en los ambientes dominados por actitudes individualistas y de eficiencia económica, la fragilidad avanzada viene a ser la marca para el abandono. Muchos médicos, traicionando su vocación de protectores de la vida humana, tratan de racionalizar la marginación de los débiles. Pretenden que la Medicina regrese a tiempos precristianos. Y, al mismo tiempo, asignan a la nueva Medicina el proyecto nuevo del acrecentamiento de la salud, la maximación del bienestar, el sobre rendimiento físico, el poderío psiconeurológico, la estética corporal.
La nueva tendencia …exige que la vida de cada individuo alcance un nivel mínimo crítico, por debajo del cual la vida carece de dignidad y se transmuta en una entidad negativa y errónea, dispensable. Quedan excluidos así, de los servicios médicos, aquellos que ya no son capaces de beneficiarse significativamente de la nueva Medicina, que se abraza a un concepto fuerte de la calidad de vida, valor dominante, elevado a absoluto. Resulta así una medicina para los fuertes y bien dotados, pero de corazón duro.
…Pero es, paradójicamente, en el reconocimiento y aceptación de esos límites donde radica el impulso para conocer más la enfermedad debilitante y para tratarla mejor.
En la eutanasia del anciano y en el abandono del neonato, se abandona toda esperanza científica para paliar los achaques de la vejez y aliviar los errores patéticos del desarrollo embriofetal. En el respeto de la debilidad está la cabeza de puente para iniciar la ardua conquista, palmo a palmo, del conocimiento y remedio de la debilidad extrema, y para perseverar en ella." En “Desde el Corazón de la Medicina”, Libro homenaje de la Organización Médica Colegial al Prof Gonzalo Herranz, 2013, pag 294-306.
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