Finaliza el Prof Gonzalo Herrranz este apartado del valor ético de la debilidad. Es una realidad más que evidente que el hombre no pude, ni podrá nunca, eliminar la debilidad, ni en él ni en los demás. En el médico, reconocer y proteger la debilidad, es lo que garantiza el fondo de riqueza en humanidad que es esencial para ejercer la medicina.
Es conveniente atender al Prof Herranz:
“La reconstrucción del respeto a los débiles: un programa para estudio. Es evidente que a los débiles tienen pocos amigos verdaderos y eso puede deberse a que hoy se reflexiona y se escribe muy poco sobre la dignidad de los débiles.
Quizá sean muy pocas en el mundo las Escuelas de Medicina que dedican al menos una hora lectiva en algún rincón del curriculum, a enseñar el significado ético de la debilidad. Interesa, por ello, desarrollar la teoría y la práctica del respeto a la debilidad, recoger ideas y experiencias sobre este tema y preparar, desde la perspectiva pro-vida, un paquete didáctico para enseñar a nuestros estudiantes y jóvenes graduados el respeto por la debilidad. Creo que será un instrumento educativo muy interesante y valioso.
Hay que explicar y enriquecer, por ejemplo, la doctrina contenida en Códigos y Declaraciones.
…Hace falta, por último, ofrecer una seria justificación filosófica del fenómeno de la fragilidad y de la minusvalía biológica del hombre, cuya presencia en esta vida es absolutamente inevitable y cuya aceptación es la más humana de las aventuras.
Por mucho que progresen las técnicas de rehabilitación, por muy generosos que sean los presupuestos para los servicios de salud y prevención, por atenta que pueda ser la respuesta al derecho de todos a la salud, nunca todo eso junto podrá eliminar de la tierra la debilidad ni podrá abolir el sufrimiento, la enfermedad y la muerte.
Es ilusorio pensar que el eslogan "Salud para todos" pueda cambiar la condición esencialmente débil y vulnerable del hombre, pues ser hombre equivale a aceptar como inevitable el dolor y la deficiencia. La vida de cada hombre, su destino humano, incluye la capacidad de sufrir y la aceptación de la limitación y el sufrimiento.
Ante la inexorabilidad de la debilidad en el mundo, el médico se empeña en reducir el dolor, la angustia y las incapacidades de sus pacientes, a sabiendas de que nunca sabrá bastante para vencer por completo a sus enemigos. Aquí radica el núcleo humano de la Medicina.
Tan exigente de ciencia y de competencia es la operación de aplicar las terapéuticas más modernas, casi milagrosas en su eficacia, como la de administrar cuidados paliativos, que requieren muchos conocimientos y el dominio de lo que yo creo que es lo más difícil del arte médico: saber decir a sus enfermos que el hombre está hecho para soportar las heridas que en su cuerpo y en su espíritu abre la enfermedad y el paso de los años, que la aceptación de esas limitaciones es parte del proceso de humanización. No se es verdaderamente humano si no se acepta un cierto grado de flaqueza en uno mismo y en los demás. Eso se nos exige como parte de cumplir con el deber de ser hombre.” Conferencia “La protección de la debilidad. Un valor ético fundamental en medicina”, International Right to Life Federation, Palma de Mallorca, 12 a 14 de febrero, 1988
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