Según el Prof Gonzalo Herranz:
“… En el modelo de la diada materno-fetal, se tiende a ver al embrión y al feto como a un paciente, genuino e individual, cuyo bienestar y derechos apelan directamente al médico. Obviamente, el médico no puede ser ciego al bienestar y a los derechos de la gestante. Justamente ha de tenerlos en cuenta, pues le son necesarios para poder tratar a la madre que es siempre uno de sus dos e importantes pacientes. El médico ya no puede considerar sólo el efecto global de su tratamiento sobre la unidad combinada de gestante y embrión, sino que ha de considerar singularmente qué es lo mejor para cada uno de sus dos singulares pacientes.
El acceso del embrión a la condición de paciente puede enriquecer de modo extraordinario, y también complicar, el proceso de toma de decisiones, porque multiplica por dos las responsabilidades del médico, y las hace mucho más explícitas en la concordia y en el conflicto.
En el modelo de dos pacientes, las situaciones en que chocan la autonomía de la madre y el beneficio del embrión no tienen una solución predeterminada, sino que han de ser fuente de mucha reflexión y de soluciones constructivas. Como señala Tauer6, las instituciones católicas suscriben de ordinario al modelo de dos pacientes, pues permite abogar con más energía a favor del embrión, lo que es un imperativo de la caridad, y un argumento profesional muy fuerte para refutar el aborto.
¡Qué pena tan grande que el conocimiento que tenemos del embrión humano sea tan frecuentemente despreciado, incluso prohibido!
A mi modo de ver, uno de los mayores errores judiciales de todos los tiempos ha sido la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos cuando, en 1983, en el pleito de un centro de salud reproductiva contra el municipio de Akron, en Ohio, estableció que mostrar a la mujer que solicitaba el aborto una fotografía de un embrión de la edad del que ella se propone destruir o mostrarle en directo la imagen ecográfica del embrión viviente que llevaba en su seno era no sólo un modo ilegítimo de ofrecer información para el consentimiento al aborto, sino un atentado a la libertad, un desfile de atrocidades, una muestra de tortura ideológica.
Nunca los datos que la ciencia es capaz de revelar han sido más brutalmente despreciados.
No cabe duda de que la naciente medicina embrio-fetal se desarrollará con mucha más viveza bajo el modelo diádico (materno-fetal) que bajo el unitario (existe delante del médico un solo paciente capaz y competente: la mujer).
En fin de cuentas, la promoción del embrión a la condición de paciente no ha sido resultado de un cambio de su biología o de la biología de la mujer gestante, sino del hecho de que los médicos lo han "descubierto" gracias a sus nuevas tecnologías y a sus investigaciones…
Esta mayor capacidad tecnológica de conocer y diagnosticar, echa sobre los hombros de los embriólogos clínicos la estupenda carga de desarrollar una medicina embrio-fetal, científica y humana, fundada en la conciencia viva de la humanidad del embrión. Es justamente de esa conjunción de ciencia y respeto de donde nace la contribución específicamente médica a la cultura de la vida.” Gonzalo Herranz. Intervención en el Congreso Internacional El Inicio de la Vida. Identidad y Estatuto del Embrión Humano 15 y 16 de febrero de 1999.
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