miércoles, 6 de septiembre de 2023

El embrión humano, sujeto de investigación (IV)

La vitalidad de la ética médica deriva del respeto que proporciona al embrión humano, junto con el rechazo a involucrar a la persona humana, en ningún momento de su existencia, como mero objeto de utilidad. 

El Prof Herranz, siguiendo los anteriores apartados, lo expresa de forma diáfana:  

“En contraste con la doctrina warnockiana de dominio utilitarista sobre el embrión joven, que viene a ser como un pacto entre los poderosos para explotar a los más débiles, la Instrucción vaticana `Donum vitae´ impone el respeto como actitud ética ante la vida humana naciente. 

Tengo una gran simpatía personal por la Instrucción `Donum vitae´, pues simpatizo profundamente con la idea del respeto ético. Y me gusta porque sus formulaciones son sencillas. En la visión cristiana, todos los seres humanos han de ser amados por igual, todos respetados como personas humanas, desde el primer instante de su existencia. A todos debemos los mismos cuidados, la misma protección desde el momento de su concepción. Suceda ésta donde suceda -en lugares tan dispares moralmente como dentro o fuera del matrimonio, en la injusticia agresora vulnerante de la violación o en las asépticas condiciones del tubo de ensayo- la concepción inaugura siempre una vida humana, que no es del padre ni de la madre, sino la de un ser humano que se desarrolla por sí mismo y que jamás llegaría a ser humano si no lo fuera ya entonces. 

Todos los seres humanos reclaman de nosotros la misma atención y respeto. Si están enfermos, hemos de atenderles conforme a los mejores y más benéficos avances de la ciencia biomédica, esto es, diagnosticarles y aplicarles las terapéuticas apropiadas, siempre en el respeto a su singularidad personal. El diagnóstico prenatal y las intervenciones terapéuticas sobre el embrión humano son lícitos si respetan su vida y su integridad, si buscan su curación y su bienestar y si, como ocurre con los otros seres humanos, no los exponen a riesgos desproporcionados.

El de la Instrucción `Donum vitae´ es un lenguaje sencillo, hecho de respeto y compasión, pero abierto a la audacia científica y a la modernidad. No hunde al embrión en un estrato de subhumanidad. Al contrario, le confiere plenitud de derechos y le hace compartir todas las exigencias éticas conferidas a los seres humanos. No es el embrión humano considerado como un animalillo experimental o un complejo celular, sino que comparte los privilegios generales de la humanidad.

No me cansaré de insistir en que, en medio de la exuberante proliferación de directrices y recomendaciones sobre experimentación embrionaria humana, sólo la `Donum vitae´ es máximamente abierta. Apuesta por la emancipación ética del embrión y lo reviste de derechos humanos inalienables.” Gonzalo Herranz, “El embrión humano, sujeto de investigación”. Conferencia en el Centro Culturale Don Minzoni, Cagliari, 11 de marzo de 1988. 


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