Lo explica con claridad el Prof Gonzalo Herranz:
“Muchas veces, el médico se ve obligado a despachar de cualquier modo su desproporcionada carga laboral. Y corre entonces el riesgo de exhibir una conducta paradójica: en vez de ofrecer a sus pacientes un diagnóstico sólidamente sustanciado, les administra, como placebo para aliviar su ansiedad o como entretenimiento para distraer su arrogante exigencia de atención, una lista de exploraciones complementarias y de pruebas de laboratorio.
Ya no se plantea con la frecuencia de antes la excitante tarea de completar y sopesar los datos del problema y elaborar un diagnóstico diferencial, la actividad intelectual más elevada de la práctica médica.
Se ha producido, en la tarea diarias de muchos médicos de hoy, una dilución de la inteligencia, que se trata de compensar mediante un abuso de tecnología.
Tomemos un ejemplo para ilustrar lo que estoy diciendo y que describe, a su modo, un fenómeno común: como la dependencia excesiva de la tecnología provoca una retracción de la inteligencia. En un artículo reciente de Chest, se habla de cuánto se abusa de la broncoscopia. "Para establecer la necesidad de la broncoscopia, es esencial tener en cuenta la circunstancia epidemiológica, la historia y la exploración física. Donde el recurso abusivo a la TAC o a la resonancia magnética está causando una atrofia de la habilidad diagnóstica basada en la historia y la exploración física, es donde justamente aumenta el número de las broncoscopias mal indicadas... Hoy, cuando un diagnóstico presenta algunas dudas, los médicos se sienten más inclinados a emplear costosas y molestas técnicas endoscópicas o de diagnóstico por imagen, en vez de volver a la cabecera del enfermo y escuchar de labios de éste algo más acerca del comienzo y de la evolución de la enfermedad".
Es una descripción bastante realista de lo que está pasando. Parece que muchos médicos se han vuelto agnósticos acerca del valor de la anamnesis y dudan de que la exploración física sirva para mucho.
El abandono de esa antigua convicción está haciendo la Medicina más cara y está sustituyendo el uso de la inteligencia por el ritual de rellenar impresos de petición de pruebas de laboratorio y de exploraciones de vanguardia.
Es necesario recuperar de lo clásico el uso inteligente de los recursos diagnósticos, que es conducta a la vez más divertida y compatible con una alta calidad de cuidados. Además, el abandono de la inteligencia no sólo causa una pérdida notable de recursos económicos: hace también perder diagnósticos, atrofia la competencia profesional, es de calidad ética inferior.” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990)
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