El Prof Herranz:
“Los neologismos técnicos de contracepción endometrial, de intercepción postcoital, de efecto antinidatorio sólo describen una parte de la realidad. Ocultan el hecho de que, en muchas ocasiones, según sea el momento del ciclo en que la mujer haya realizado el acto sexual, se impide la supervivencia de un número considerable de embriones humanos.
Eso es lo relevante. Llamarle o no aborto es, en cierta medida, indiferente para la realidad ética subyacente, pero con alguna palabra hay que denominar la acción de eliminar vidas humanas inocentes.
Ofuscar a las mujeres diciéndoles que con la píldora del día después nunca pasa nada, en lo biológico y lo ético, es un condenable paternalismo, es tenerlas por incapaces de asumir la responsabilidad de sus acciones, escamotearles la oportunidad de escoger.
Deben saber que por efecto de la píldora del día después una vida humana puede ser cercenada, un destino humano cancelado, la promesa de una vida personal anulada.
Y esa es una tragedia que no es justo trivializar con juegos de palabras por sugerentes que sean, por inteligentes que parezcan, aunque hayan recibido las bendiciones del Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG), la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Sociedad Española de Contracepción (SEC).” Gonzalo Herranz, Artículos en Diario Médico, 3-IV, 30-IV y 14-V-2001.
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