sábado, 20 de julio de 2024

El paciente de Alzheimer: responsabilidad deontológica (IV)

El enfermo de Alzheimer marca, de forma señalada, el nivel de calidad ética del profesional sanitario.

El Prof Gonzalo Herranz:  

“El paciente de Alzheimer reclama del médico y de los allegados una relación interpersonal específica, que incluye tanto el cuidado técnico como, sobre todo, la presencia humana. 

Hay una expresión, res sacra miser (el enfermo es sagrado), que expresa de modo magnífico lo especial del hombre en esta situación, pues traduce de maravilla la coexistencia de lo sagrado y digno de todo ser humano con la miseria causada por el deterioro psíquico y orgánico. 

Esa feliz expresión nos descubre al paciente como a alguien investido simultáneamente de nobleza y de indigencia, como a alguien que, es inviolable, presente, pero para cuyos males no tenemos otro remedio que la paliación y el acompañamiento. 

Este es, en mi opinión, el fundamento ético de los cuidados paliativos, nunca inútiles, nunca injustificados económicamente. 

Hay en Medicina una proporcionalidad éticamente vinculante entre debilidad y deber de cuidar: a mayor debilidad, mayor deber. Lo expresó magníficamente el Comité Consultivo para la Ética de las Ciencias de la Vida y la Salud, de Francia, cuando, en 1986, en su Informe sobre las experimentaciones sobre enfermos en estado vegetativo crónico, dijo, en contra de la opinión de algunos, que “esos pacientes son seres humanos que tienen tanto más derecho al respeto debido a la persona humana cuanto que se encuentran en un estado de extrema fragilidad”. Gonzalo Herranz, Conferencia Nacional Alzheimer, Pamplona 8 de noviembre de 1997. 


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